18 de septiembre de 2012

COLORES DEL TEMPLE

El concilio de Troyes, celebrado en 1128, establece la Regla del Temple, por la que se regirá la Orden. En ella se manda que las ropas sean siempre de un solo color, blanco o negro, quizá por oposición a la recargada vestimenta aristocrática. Además de la voluntad de distinguirse de los caballeros mundanos, estos colores tienen otros sentidos. También denota la clase social de los miembros de la Orden: el manto blanco se reserva a los caballeros, mientras que los sargentos, los auxiliares de los caballeros y los subalternos deben de vestir de negro. Pero el uso de estos colores, mezclados en rayas alternas, se extiende a la carpite o manta que cubre el lecho de los caballeros o su túnica de mallas cuando cabalgan, y al estandarte del Temple, el baussant, cuyo papel es esencial a la hora de mantener agrupados a los caballeros en el campo de batalla. En el blanco y el negro alienta otro significado religioso, espiritual: son símbolo, respectivamente, de la pureza y de las tinieblas. Jacobo de Vitry, arzobispo de Acre en el siglo XIII, añadirá otra interpretación: tienen el blanco y negro del estandarte “para expresar que son francos y benevolentes para con sus amigos, y negros y terribles para sus enemigos […] Leones en la guerra y corderos en la paz”.
Un símbolo característico de la Orden del Temple es la gran cruz roja que portan. En 1147 se reunieron 130 templarios en París bajo la presencia del papa Eugenio III, que les concedió el emblema de la cruz de tela roja como “signo triunfal para que no huyan ante el infiel”. (Óleo de François Granet)

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